domingo, 16 de noviembre de 2014

LA BASCULA

LA BASCULA
Todo empezó una mañana, al pesarse como siempre hacía una vez al mes, vio que en vez de sus 60 kilos la báscula marcó 64. Ella no le dio más importancia, pero se lo comentó a su novio, que le empezó a llamar en tono cariñoso “gordita”.
Al principio les hacía gracia a los 2, pero una tarde que quedo con una amiga salió el tema del peso ideal y como las revistas de moda, junto con las modelos que salen en ellas, más que ayudarte, destruyen tu autoestima si tomas en serio las medidas y tallas que marcan. Diana comentó que ella muchas veces ha pensado en querer ser como ellas pero. en el fondo, sabe que de ser así seguramente lo que ganaría en físico lo perdería en personalidad y salud. Su amiga Carla estaba de acuerdo en ello y bromearon con el “sobrepeso” de ellas, ya que ninguna tenia aquellos 50 kilos que marcaban esos maniquís. Esa noche Diana estaba rara, se empezaba a tomar en serio las broma de su chico y de su amiga Carla, así que cenó solo una ensalada.
Al día siguiente en el trabajo, todos la veían con mala cara. Ella se escondía en “he pasado mala noche”. Lo que nadie sabía es que ayer había empezado lo que sería su pesadilla y la explicación a su malestar. En la comida, simplemente calmó su apetito con una barrita de cereales integrales que mas tarde vomitaría, siguiendo aquellos “consejos expertos” que encontró en Google y que le harían volver a los 60 kilos de la forma mas rápida posible. Ella sabía de sobra que esa no era la manera adecuada de adelgazar e incluso podía acabar enferma, pensamiento que la hacía sentir culpable de todo y enfadada con el mundo.
En una de las salidas que hace junto a David, su chico, y con Carla, le comentan que les tiene preocupados. Hace una temporada que no es ella: pesa los gramos de lo poco que come y se deja más de la mitad en el plato, va demasiado al baño y la ven más delgada; está más nerviosa, cuando siempre ha sido una persona tranquila, y se ha vuelto muy negativa y desafiante con todo el que le habla, e incluso su forma de vestir ha cambiado. Su voz se ha vuelto temerosa, y se entrecorta. Su respuesta les deja boquiabiertos. Como niña que no le gusta lo que oye, se defiende insultándoles y diciéndoles que ellos no son nadie para meterse en su vida, que nunca la apoyan ni la quieren de verdad. Tras ello echa a correr, dejándoles a los dos sorprendidos y sin saber cómo actuar. Ambos no dan crédito a lo sucedido y, más, a que no hayan sido capaces de reaccionar.
Al cabo de unos días, David en la cama intentar hablar con Diana, esperando tener mejor suerte pues sabe que no está bien y necesita ayuda. La gota que ha colmado la paciencia del chico ha sido cuando le han llamado del trabajo para que fuera al hospital porque habían llevado a su chica por un desmayo. Ella no le da importancia y se refugia con todos sois muy exagerados. “Dejarme ya en paz, estoy bien”.
Han pasado unos meses cuando se vuelve a pesar para comprobar lo perdido, ya que lleva apuntado cada peso. Empezó con 64 kilos, la siguiente vez eran 60, hace 15 días 57, y ahora 50. Cuando se mira en el espejo se ve peor que antes y vuelve de nuevo al ordenador a buscar más formas de perder peso. Encuentra la forma mágica y que está de moda en Hollywood: se trata de beber solo batido hecho con verduras, especialmente zanahoria y piña. Desesperada lo intenta. Después de un día con ello, al llegar la noche le dice a su chico que se encuentra muy mal. Él enseguida le dice de ir al hospital y que la vean. Ella con voz débil se niega. Lo último que dice es que va al baño. Al cabo de un rato David se impacienta, ya que no oye arcadas ni nada. La llama desde fuera y tampoco responde, así que abre con un imperdible la puerta y se la encuentra tirada en el suelo, desmayada. Llama corriendo a una ambulancia y enseguida se la llevan. Una vez en el hospital hablan con él y, le comentan que su chica ha sufrido una fuerte deshidratación, seguramente provocada por alguna forma milagrosa de adelgazar. La ven muy delgada, en los huesos, y sugieren la posibilidad de que tenga anorexia o bulimia. David les cuenta todo y que hace tiempo intenta hablar del tema con ella pero nunca deja. Siempre se pone muy a la defensiva. Su último peso eran 47 kilos. Deciden que lo mejor es dejarla ingresada en la planta de psicología, ya que no hay una para trastornos alimenticios.
Pasan los días y averiguan que Diana sufre una anorexia que le ha provocado ansiedad y estrés debido a su peso, más bien a las revistas de moda que cada semana compraba.
En una de las conversaciones que tiene con la psicóloga, ésta averigua que el auténtico motivo por el que ha caído en la enfermedad ha sido el fallecimiento de un ser querido. Información de gran importancia que se la guardaba para ella, ya que hacía poco que estaba con David y pensaba que a su chico eso no le importaría ni lo quería preocupar.
Al final, después de pasar bastante tiempo ingresada y, con ello dándose cuenta que el peso y físico no lo es todo, que las revistas de ese tipo no hacen ningún bien, y que por ello casi ha rozado la muerte, decide buscar una asociación donde poder meterse y ayudar a las chicas. Hacerles ver que pueden salir de todo problema. Lo más importante es que busquen ayuda siempre, que se quieran como son, que valen mucho y que no se guarden nada para ellas solas.


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